El autorretrato ha ido evolucionando a lo largo del tiempo. En el autorretrato se busca reflejar la personalidad, el estado de ánimo y los intereses de quien lo está pintando, para dar a conocer sus habilidades. El autorretrato es una representación de la personalidad y de la vanidad del individuo.
Los primeros autorretratos de los cuáles se tiene conocimiento datan de la Edad Antigua y estaban esculpidos sobre piedra, pero no será hasta el siglo XIV cuando el autorretrato surja como un subgénero del retrato en occidente.
A finales del Renacimiento el autorretrato empezará a cobrar importancia coincidiendo con el cambio de mentalidad de los artistas. Los países dónde más crecerá durante esta época la técnica del autorretrato serán Italia y Flandes.
El elemento más utilizado en un principio para realizar los autorretratos serán los espejos o el reflejo del agua. Los artistas se representarán en medio de una escena o de manera explícita. Un ejemplo de este tipo de autorretrato es el de las Meninas de Velázquez.
Las Meninas, La Familia de Felipe IV |
En el siglo XVIII durante el romanticismo se pretenderá que el autorretrato deje de ser un género secundario de la pintura y que pase a ser un género principal. Un género dónde lo importante es que el rostro pintado de vida a la imagen y se puedan extraer conclusiones de ella. El pintor más importante en la técnica del autorretrato será Rembrandt que se pintó a sí mismo en más de medio centenar de obras.
Rembrandt. Autorretrato con paleta y pinceles |
Cuando se imponga la fotografía como medio para realizar los retratos la técnica del autorretrato en pintura buscará la abstracción, el expresionismo y la metáfora.
Entre los grandes genios del autorretrato encontramos a Vincent Van Gogh, Rembrandt o Frida Kahlo.